lunedì 4 novembre 2013

Julián Carrón: «La testimonianza di Francesco è più grande di qualsiasi discorso»

Julian Carron L'intervista a Julián Carrón, presidente della Fraternità di Comunione e Liberazione, sul quotidiano spagnolo 
La Razon del 3 novembre
El gran problema del mundo de hoy ya no es una pregunta teórica, sino una pregunta existencial. No «¿quién tiene razón?», sino «¿cómo se puede vivir?». A esta pregunta trata de responder el movimiento católico de Comunión y Liberación, una realidad eclesial que, nacida en Italia en 1954, trata de afrontar los desafíos de nuestro tiempo y la educación cristiana de sus miembros para colaborar con la misión de la Iglesia en todas las esferas de la sociedad. Desde la muerte de su fundador, Luigi Giussani, es Julián Carrón quien preside el movimiento en todo el mundo.
–El lema del inicio de curso de Comunión y Liberación de este año es una pregunta: ¿cómo nace una presencia?
–Nace del encuentro con alguien tan absolutamente fascinante para la vida, que uno no puede prescindir de ello para mirar la realidad. Es como cuando te enamoras, y toda la vida está determinada por esa presencia. Estás en la realidad con esta novedad dentro, en todo lo que tocas, en todo lo que miras, en todo lo que te sucede.
–¿Es este encuentro posible para todos?
–Sí. El ejemplo es María Magdalena, una persona desconocida que en el encuentro con Jesús descubre quién es y la posibilidad que tiene de vivir la vida con una intensidad que nunca podría haber imaginado.
–Acaba de publicarse el libro sobre la vida de don Giussani, el fundador del movimiento. ¿Cómo era su relación con él?
–Tuvo distintas fases, porque yo vivía en Madrid cuando encontré el movimiento, y le veía raramente. Después, se fue intensificando la relación hasta el punto de pedirme que fuera a Italia a echarle una mano en la guía del movimiento, una sorpresa total para mí.
–Preguntado sobre por qué la gente le escuchaba y le esperaba, don Giussani respondía: «Porque creo en lo que digo». ¿Por qué la gente le escucha a usted?
–Intento comunicar también aquello que creo y aquello que vivo, lo que me ayuda a mí a vivir. No tengo ningún otro deseo que vivir. Mi problema es uno, como el de todos los hombres: vivir.
–¿Cómo ha crecido el movimiento de Comunión y Liberación en España? ¿Qué tiene que aportar hoy ante nuestra situación?
– Como en cualquier parte del mundo, debe aportar lo más querido que ha encontrado: la posibilidad de que Jesucristo, cualquiera que sea la circunstancia, pueda significar una novedad para vivir todo, desde las relaciones en la familia, hasta el trabajo, el desempleo o la enfermedad. Todo puede ser acompañado por la presencia de Cristo, que hace todo nuevo.
–La voluntad de don Giussani era proponer un camino cristiano verdaderamente humano. ¿Sigue teniendo vigencia hoy?
–Creo que cuanto más pasan los años, más significativo se revela este camino, porque él ha hecho una cosa difícil de encontrar: se ha implicado en la vida de unos jóvenes durante años para poder verificar que su propuesta cristiana podía responder a las exigencias del vivir. Y esto ha hecho que nosotros podamos haber visto con nuestros propios ojos qué significaba vivir la vida en la fe. Esto es lo que nos ha fascinado.
–¿Es posible la unión de pensamiento teórico y experiencia personal que proponía don Giussani? ¿De qué forma la atención a lo cotidiano puede ser ocasión de un encuentro con Cristo?
–Él siempre partía de la experiencia, porque la realidad, decía, se hace transparente para nosotros en ella, igual que se hace transparente qué es el amor no en una teoría o en un discurso, sino al enamorarse. Por eso es fácil. La vida es fácil, el cristianismo es fácil, porque es una experiencia al alcance de todos. Uno debe darse cuenta de qué significa la experiencia que hace para poder crecer en esta autoconciencia de sí y de la realidad.
– Citando a Dostoievski, «Un hombre culto, un europeo de nuestros días, ¿puede creer en la divinidad de Jesucristo?»
–¡Absolutamente! La fe cristiana sólo interesará a los que no renuncian ni a su razón ni a su libertad. A aquellos que, respetando toda la exigencia de su razón, no se conforman con menos que con encontrar una respuesta total. Es decir, de un significado verdadero de la vida que esté delante de cualquier circunstancia y de una plenitud que pueda saciar el corazón del hombre.
–El Papa Francisco, en su respuesta a Scalfari en «La Repubblica», afirmaba la necesidad de «suscitar un diálogo sincero y riguroso». ¿Es posible este tipo de diálogo?
–Es posible porque todos los hombres, como han demostrado tanto Scalfari como el Papa, deseamos encontrar un significado para vivir, deseamos encontrar una respuesta que nos ayude a entrar en relación con todo en la vida. Sólo si cada uno de nosotros no censuramos este deseo, esta exigencia que tenemos, podemos encontrar siempre personas que tengan el mismo deseo que nosotros.
–Usted habla de que «la lealtad hacia esta exigencia que nos constituye, este deseo de luz, es lo que estimula a los hombres al verdadero diálogo». ¿Esta exigencia está presente en todo hombre?
–Sí, nos la encontramos cada uno de nosotros dentro de lo más íntimo de nuestro ser, es lo que nos constituye. No existe un ser humano sin esta exigencia de verdad, de belleza, de justicia, de felicidad, de plenitud... No sería humano.
–¿Qué tiene que ver esta exigencia con el cristianismo?
–Precisamente, el cristianismo se propone como una respuesta total a esta exigencia. Por eso nada podrá ser más interesante para quien tenga este deseo y esta exigencia de felicidad que poder encontrar una respuesta a su altura.
–En su entrevista con el director de «La Civittà Cattolica», el Papa afirma que su fe nació de un «encuentro personal con Jesús» pero que «sin la Iglesia, no hubiera podido tenerlo». ¿Hasta qué punto lo uno no se entiende sin lo otro?
–No podemos conocer a Jesús sino en la Iglesia. Nos ha llegado a través de ella: sería un personaje desconocido si no fuera por los testigos que han transmitido la sorpresa y la novedad que ellos encontraron en Jesús. Como todo hecho histórico, y el cristianismo lo es, no se puede conocer si no es través de los testigos.
–¿Cuál cree que es la clave del liderazgo que está llevando a cabo el Papa Francisco?
–Su genialidad es su capacidad absolutamente sencilla de testimoniar qué es el cristianismo hoy sin tener que apoyarse en ninguna otra cosa más que en la potencia de su propio testimonio. A nosotros tantas veces esto nos parece demasiado poco, pero el Papa nos está demostrando que la potencia del testimonio es mayor que cualquier discurso.  Maria Serrano. 

Il grande problema del mondo contemporaneo non è una domanda teorica, ma esistenziale. Non “Chi ha ragione?”, ma “Come si fa a vivere?”. A questa domanda cerca di rispondere il Movimento cattolico di Comunione e Liberazione, una realtà ecclesiale nata in Italia nel 1954 che intende affrontare le sfide del nostro tempo e l’educazione cristiana dei suoi membri per collaborare con la missione della Chiesa in tutti i campi della società.
Dopo la morte del suo fondatore, don Luigi Giussani, è Julián Carrón che ne è il responsabile in tutto il mondo.

Il tema della giornata di inizio di Comunione e Liberazione quest’anno è una domanda: Come nasce una presenza?
Nasce dall’incontro con qualcuno così pienamente affascinante per la vita che uno non può più prescindere da esso nel guardare la realtà. È come quando ti innamori, tutta la vita è determinata da quella presenza. Stai nella realtà con questa novità dentro, in tutto quello che tocchi, che vedi, che ti accade.

Questo incontro è possibile per tutti?
Sì, l’esempio è Maria Maddalena, una persona sconosciuta che nell’incontro con Gesù scopre chi è, e che per lei c’è la possibilità di vivere la vita con una intensità che non avrebbe mai immaginato.

È appena stata pubblicata la biografia di don Giussani, il fondatore del Movimento. Come è stato il suo rapporto con lui?
Ha vissuto due diverse fasi, perché quando ho incontrato il Movimento io vivevo a Madrid, e lo vedevo raramente. Poi il rapporto è andato intensificandosi, sino al punto in cui mi chiese di andare in Italia per aiutarlo nella guida del Movimento, una sorpresa totale per me.

A chi lo interrogava sul perché la gente lo ascoltava e lo aspettava, don Giussani rispondeva: “Perché credo in quello che dico”. E lei, perché la gente la ascolta?
Anch’io voglio comunicare quello in cui credo e quello che vivo, quello che mi aiuta a vivere. Non ho nessun altro desiderio se non vivere. Il mio problema è uno, uguale a quello di tutti gli uomini: vivere.

Come si è sviluppato il Movimento di Comunione e Liberazione in Spagna? Che contributo vuole dare oggi nella situazione che viviamo 
Come in ogni parte del mondo, deve portare quello che di più caro ha incontrato: che Gesù Cristo, quale che sia la circostanza, possa rappresentare una sorgente di novità per vivere ogni cosa, dai rapporti in famiglia fino al lavoro, la disoccupazione, la malattia. Tutto può essere accompagnato dalla presenza di Cristo, che fa nuova ogni cosa.

Don Giussani voleva proporre un cammino cristiano pienamente umano. Questa proposta è valida ancora oggi?
Credo che quanto più passano gli anni, più questo cammino si rivela significativo, perché lui ha fatto una cosa che è difficile trovare: si è coinvolto per anni con la vita di alcuni giovani perché verificassero che la sua proposta cristiana poteva corrispondere alle esigenze del vivere. E questo ha fatto sì che noi abbiamo potuto vedere con i nostri occhi cosa significava vivere la vita nella fede. Questo è ciò che ci ha affascinato.

È possibile l’unità fra pensiero teorico ed esperienza personale che proponeva don Giussani? In che modo l’attenzione al quotidiano può essere l’occasione per incontrare Cristo?
Giussani partiva sempre dall’esperienza, perché la realtà – diceva – si fa trasparente per noi nell’esperienza, così come si capisce che cos’è l’amore non attraverso una teoria o in un discorso, ma nell’atto dell’innamorarsi. Per questo è facile. La vita è facile, il cristianesimo è facile, perché è un’esperienza alla portata di tutti. Uno deve essere consapevole del significato dell’esperienza che vive per poter crescere in questa autocoscienza di sé e della realtà.

Citando Dostoevskij, «Un uomo colto, un europeo dei nostri giorni, può credere alla divinità del Figlio di Dio, Gesù Cristo?»
Assolutamente si! La fede cristiana sarà interessante solo per quanti non rinunciano alla propria ragione e alla propria libertà; per coloro che, rispettando totalmente l’esigenza della propria ragione, non si accontentano di qualcosa di meno rispetto all’incontro con una risposta totale. Vale a dire, l’incontro con un significato vero della vita capace di stare davanti a qualunque circostanza, e con una pienezza in grado di saziare il cuore dell’uomo.

Papa Francesco, nella sua risposta a Scalfari su “La Repubblica” afferma la necessità di “suscitare un dialogo sincero e rigoroso”. È possibile questo tipo di dialogo?
È possibile perché tutti noi uomini, come hanno dimostrato sia Scalfari sia il Papa, desideriamo trovare un significato per vivere, trovare una risposta che ci aiuti a entrare in relazione con la totalità della vita. Solo se noi, ognuno di noi, non censuriamo questo desiderio, questa esigenza che abbiamo dentro, potremo incontrare sempre altre persone che vivano lo stesso nostro desiderio.

Lei afferma che “la lealtà verso questa esigenza che ci costituisce, questo desiderio di luce, è ciò che stimola gli uomini al vero dialogo”. Questa esigenza è presente in ogni uomo?
Sì, ognuno di noi la può trovare nel più profondo del suo essere, è ciò da cui siamo costituiti. Non esiste un essere umano senza questa esigenza di verità, di bellezza, di giustizia, di felicità, di pienezza… Non sarebbe umano.

Che cosa c’entra questa esigenza con il cristianesimo?
Il cristianesimo si propone proprio come una risposta compiuta a questa esigenza. Per questo non ci potrà essere nulla di più interessante, per chi abbia questo desiderio e questa esigenza di felicità, che poter incontrare una risposta alla sua altezza.

Il Papa afferma che la sua fede è nata da un “incontro personale con Gesù”, ma che “senza la Chiesa non avrei potuto incontrarlo”. Fino a che punto l’una cosa non può accadere senza l’altra?
Non è possibile conoscere Cristo se non nella Chiesa. È giunto a noi attraverso di essa: sarebbe un personaggio sconosciuto se non fosse per i testimoni che hanno tramandato la sorpresa e la novità che hanno incontrato in Gesù. Come ogni fatto storico – e il cristianesimo è un fatto storico – non può essere conosciuto se non attraverso i testimoni.

Qual è secondo lei la chiave dell’autorevolezza che sta caratterizzando Papa Francesco?
La sua genialità sta nella capacità semplicissima di testimoniare che cosa sia il cristianesimo oggi, senza aver bisogno di appoggiarsi su nient’altro che sulla potenza della sua testimonianza personale. Spesso a noi questo appare troppo poco, ma il Papa ci sta dimostrando che la potenza della testimonianza è maggiore di qualunque discorso.

Il personaggio
Julián Carrón è nato in Estremadura nel 1950. Ordinato sacerdote della diocesi di Madrid nel 1975, ha conseguito il dottorato nel 1984 dopo aver lavorato alla Ècole Biblique et Archéologique Française a Gerusalemme e aver compiuto un anno di ricerca alla Catholic University di Washington. È stato professore di diverse discipline alla Facoltà Teologica San Dámaso, anche se la sua specializzazione è in Sacra Scrittura, argomento sul quale ha scritto diversi saggi. Il 19 marzo 2005 la Diaconia centrale della Fraternità di Comunione e Liberazione lo ha nominato Presidente della Fraternità, dopo la morte di don Giussani.
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